Después de identificar las interconexiones en el proceso de producción de mermelada, Don Juan y el consultor se dieron cuenta de que aún faltaba algo. A pesar de haber mejorado la organización del proceso, la calidad de la mermelada seguía siendo inconsistente. Algunas veces estaba demasiado dulce, otras demasiado ácida. ¿Por qué, si todo parecía estar bajo control?
La variabilidad: El enemigo silencioso de la calidad
Aquí es donde entra en juego el concepto de variabilidad. La variabilidad es la tendencia de los procesos a producir resultados ligeramente diferentes cada vez, incluso cuando todas las condiciones parecen ser las mismas. En la producción de mermelada, la variabilidad podía deberse a factores como:
- La calidad de la fruta: Aunque se seleccionaba la fruta de la misma partida, existían pequeñas diferencias en su madurez y contenido de azúcar.
- La medición del azúcar: A pesar de tener un equipo de medición, pequeñas variaciones en la cantidad de azúcar añadida podían afectar el sabor final.
- La temperatura de cocción: Las fluctuaciones en la temperatura del horno podían alterar el tiempo de cocción y, por lo tanto, la consistencia de la mermelada.
¿Cómo combatir la variabilidad?
Deming propuso utilizar herramientas estadísticas para medir y controlar la variabilidad. En el caso de Dulce Sabor, se implementaron las siguientes medidas:
- Gráficas de control: Se establecieron límites de control para la cantidad de azúcar y el tiempo de cocción. Cualquier punto que cayera fuera de estos límites se consideraba una señal de que algo estaba fuera de control.
- Muestreo: Se tomaron muestras de cada lote de mermelada para analizar su sabor y consistencia.
- Análisis de causa raíz: Cuando se detectaba una variación significativa, se buscaban las causas raíz del problema utilizando herramientas como el diagrama de Ishikawa (espina de pescado).
Al implementar estas medidas, Dulce Sabor pudo identificar y eliminar las causas de la variabilidad en su proceso de producción. La calidad de la mermelada se volvió más consistente y los clientes estaban encantados con el producto final.
¿Qué podemos aprender de esta experiencia?
La variabilidad es un fenómeno natural en cualquier proceso. Sin embargo, al comprender y controlar la variabilidad, podemos mejorar significativamente la calidad de nuestros productos y servicios.
En tu empresa, ¿has identificado alguna fuente de variabilidad que esté afectando tus resultados? ¿Utilizas alguna herramienta estadística para medir y controlar la variabilidad?
En el próximo artículo, exploraremos el tercer elemento del sistema de conocimiento profundo de Deming: el entendimiento del comportamiento humano.